ciudad de Alejandría

Alejandría

La primera vez fue una suerte sin límites,
fue como romper la banca de un casino
con la última ficha que resta en la mesa
fue reencontrar —sin saberlo—
un pedazo de tierra
al que uno podría pertenecer,

no importa, en realidad,
el momento en el que suceden las cosas,
pues aún hoy queda
un olor indefinible que te regresa
al momento en el que tu avión
sobrevolaba el delta del Nilo,
y pudiste ver el verde de las mezquitas
o la sombra de un faro sumergido
-profundo y devorado por el rompeolas
y su movimiento-
mientras descendías lentamente y te alejabas
hasta la ciudad asediada por el desierto

y ahora que has tomado la distancia
que impide todo regreso
te hace feliz saber
que conoces la simetría de la costa
y adivinas dónde se hundió
un pequeño velero junto al espigón
del restaurante griego

y te aventuras a señalar en un mapa
el punto preciso en el que los palacios
se hundieron en el mar,

y podrías indicar la calidad de los materiales
y simular el murmullo de los actores tras sus muros
mientras escenificaban un pequeño texto de Plauto
o rememoraban alguna oda de Píndaro
y soy capaz de enumerar,
uno tras otro,
los dioses que debieron de protegernos
y que nunca lo hicieron

y sumergirnos
como buzos entre los remolinos
que poco a poco desdibujan tu memoria
mientras recuerdas de nuevo el camino
a los palacios de Heraclion o Canopo
y alguien te pregunta
mientras sueñas
quién eres

pero ya eres
como todas las sombras
de otro tiempo
: no puedes
no sabes
qué responderles

no importa, en realidad,
lo que puedes decirles,

las personas no somos más
que la suma
de un tiempo que se acaba.

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2 comentarios en “Alejandría

  1. Como el pensamiento de Rene, (viejo amigacho), tu escritura muestra, sin lugar a dudas, el ser. Durante el tiempo que lees, trasciendes; cuando terminas, la vida parece escaparse, con su regusto amargo, por la garganta, sin llegar a escaparse del todo por la boca. En la cabeza, la vida, nuestro ser, aguarda su proxima reencarnacion recostada en la solida niebla del mito. Debe ser que he leido a un poeta.

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