Rubens era un tipo sabio
al que le gustaban mucho
las mujeres, los cuerpos
amplios, el color, dudaba
en si hacerse rico o comprar
objetos inútiles y decidió
ser un visionario: llenó
su casa de objetos bellos
pero despiadados, faltos
de un fin, pues Rubens era
un tipo que debió vivir
en el siglo veinte o
veintiuno, siglos
vacuos, como la belleza.