En Daytona, no en la pequeña Daytona Beach de Florida, en la Daytona de verdad, Arizona, cuando un matrimonio se separa piensa, habitualmente, en el asesinato. Es la ciudad de Estados Unidos donde la venta de Soldiers of Fortune es más elevada, hasta tal punto, que la cabecera de su grupo, The War Inquirer, trasladó sus oficinas a la remota Daytona el pasado año.
La razón es bien simple: nada mejor que los anuncios por palabras del Soldiers of Fortune para contratar a un mercenario o soldado profesional capaz de ejecutar cualquier trabajo. Matar a tu esposa o a tu esposo es uno de los más requeridos.
Se da la circunstancia, así ha sido constatado por la policía científica en numerosas ocasiones, que estos soldados profesionales, mercenarios o asesinos a sueldo, suelen ser tipos sin escrúpulos. Quiebran la propia esencia del negocio —la confianza— y aceptan simultáneamente matar a una pareja de cónyuges. Cobran el cincuenta por ciento de adelanto y no dudan en ejecutar su encargo. Matan siempre en primer lugar al último en contratarles. Aunque ellos piensan que su postura es ética, que son gente íntegra, hasta el extremo de terminar el encargo realizado aunque sea por la mitad de precio, suelen tener problemas de conciencia.
En los foros de Internet donde se consuelan estos soldados, siempre aparece la misma pregunta: en el caso de asesinar a una pareja por encargo de uno de sus respectivos compañeros, ¿cómo diablos se consigue cobrar el cien por cien del trabajo conjunto?
En Daytona, Arizona, cuando un matrimonio se separa piensa, habitualmente, en el asesinato.