Aprendiz de termita.

era tanta la soledad de las termitas
tanta ceguera habitaba en su mirada
que los días era lentos como un cubo
descendido a la profunda negrura del pozo
lentos
como el último vuelo
de una mariposa monarca
como el camino de un elefante
que sabe que va a morir

era tanta la soledad de las termitas
que el mundo les parecía contrario al orden
establecido por las estrellas
y se afanaban
como castores deteniendo la corriente de un río
en construir caminos en el interior de la madera
en recorrer sus galerías sin un quinqué ni una tea
ni una pobre cerrilla que las iluminase

porque en la sombras
todo obedece
a la oscura determinación
de sus aprendices
y a la mirada ciega
de sus dirigentes.

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