Para los que piensan que la vida es cosa ligera
como la naturaleza del vuelo de las grullas en invierno
o la zancada hábil de la garza en la laguna
les pido que miren atentamente
que observen a esta naturaleza muerta
sentada frente a vosotros
dedicadle sólo unos segundos
que pocos saben que cuando despierta el dolor
y se nubla la tarde
y la mañana se oscurece
y en la noche no hay estrella que brille
y se comprende que toda esta dicha conlleva
que algún día llegarás a apreciar
su territorio sin cuerpo
y que esa extensión
lo anuda todo
lo envuelve todo
y todo lo llena
y decides que la vida es este puente inmenso
elevado sobre las aguas del océano
frente al que te tiendes
una mañana de verano
y te das cuenta
que aprendes con dificultad
las verdades esenciales,
pues
tal vez
se tarda demasiado tiempo
en saber que las nubes son como los miedos
cuando creces y aún no comprendes
que el precio de vivir es la conciencia
y asumes que el miedo es el pánico a que este coche
abandone el trazo de las líneas blancas y negras
y caiga al agua
y te arrastre en él
y de repente
la vida
se termine
y es tan fácil
que te das cuenta e intuyes
que si cabe en el pico de la cigüeña
que se hunde en la charca
y atraviesa con fiereza el invertebrado
espacio en el que vive la rana
está también en la semilla
del diente león que huye
de la palma abierta de tu mano
Y que todo sucede
mientras tú respiras
y que en el cielo
no se detienen las estrellas
y que no es cierto
que nadie
al otro lado
nos espera