Un hotel cerca de la costa (2)

fueron las gaviotas las que me levantaron temprano

casi amanecía

recogí las latas de cerveza de la terraza
y vacié el cenicero mientras observaba
cómo el océano iba clareando su color

unas barcas de pescadores
se arrimaron a la orilla

busqué con la mirada en el paseo
un bar abierto

dentro
las tres dormían
y salí a la calle

me crucé con un perro tuerto
que me miraba con su ojo ciego

con una señora que me dio los buenos días
y no supe qué contestar

el café me supo amargo
y pensé que la leche del día anterior
se habría agriado en la jarrilla metálica

hojeé el periódico
mientras bebía

el mundo seguía igual
en el mismo sitio
donde se había quedado

y encendí un cigarro
mientras volvía al hotel

caminaba despacio
como un hombre en vacaciones

no corría aire
y las banderas de la puerta estaban mustias
caídas hacia el mástil donde se sostenían
como el cuerpo sin vida
del vecino yonqui
que se colgó de su balcón en el barrio
cuando yo era un niño

y pensé en lo fácil
que era afrontar el destino

y apuré la última calada
mientras tosía

y supe que aquel día
lo pasaríamos bien
jugando con la arena

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