Credo.

A veces todo consiste en no volverse loco, en no acceder al predio de los que otorgaron cordura por voluntad de sacrificio, en no decir sí, en no decir, en callar como calla el cuerpo que se cimbra como un junco junto al río. A veces todo consiste en ver cómo el viento deshace al diente de león y se desplaza, fragmentado en mil hilos blancos sobre un mundo que permanece estático, inerte, como esas grúas que en la ciudad dejaron de moverse para siempre, y que están ahí, alzadas hacia el cielo, reclamando no sé qué cosas a unos dioses que dejaron de escucharnos.
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