Credo

Este credo
no era el verdadero

no hablaba del árbol
no palpaba el tronco
no degustaba la hoja
ni contemplaba la rama

ni atendía en sigilo
el discurso del fruto

no era el verdadero
no era un continente
no sabía del límite
de la tierra con el mar

no sabía la natural frontera
que nos separa del aire
del vértigo de la sima
ni del terror del acantilado
cuando nadie mira a tu lado

no era el verdadero
no hablaba de sus manos
ni del tacto de su cuello en mi lengua
ni de su espina dorsal como una enredadera
negaba las piernas y negaba su sexo abierto
el abracadabra de un destello apenas vislumbrado
mientras cerraba los ojos
y un cuerpo es con otro
vuelta a ser uno

y no proclamaba el cielo del lóbulo extinto
ni el pulso de su corazón bajo mi mano
mientras la tarde se hacía plomo
y palpitaba

ni la mirada que acompaña al placer fue bendita

nos negó la creencia exacta
lo que hace que amar sea algo táctil
la experiencia
el saber
el olfato

todo lo que es humano y no es bello
y es visceral y crudo
insaciable
como tu piel
cuando la noche

y juntos
nos escondemos.

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