Archivo de la categoría: Inéditos

Poemas inéditos

Kavafis

KAVAFISNo es verdad, te dices,
que el maestro viviera aquí.

Miras el portal de su casa y elevas
los ojos hasta su ventana
y una muchacha
te mira desde la tienda griega de la esquina
como si quisiera decirte que tras la puerta
tan sólo encontrarás
lo que tú mismo eres cuando llegas a casa,
a veces,
un hombre solo sentado frente a un escritorio,
uno cualquiera que mira tras la ventana
sin saber que fuera
a la intemperie
todas las señales indican
que se acerca una tormenta,

No es verdad, te dices, que seamos iguales.
Y hoy pasas de largo y vagas de nuevo
hasta la costa

y hay cierta belleza en caminar
por donde nada entiendes ni conoces

cierta suerte infinita
de haber cruzado al otro lado,
y aspiras el humo de un Camel
con tanta fuerza
que desearías quemarte
algo más
que lo labios

Share

Oración para una mañana de domingo

Dejad que el fuego se extienda
que no haya ocasión para el viaje
que este círculo crezca hasta el origen
que se consuma hasta el último rincón
de esto que llaman Tierra
que el mundo cargue sus armas con el miedo
que el amor sea una lluvia de uranio
que el viento del oeste borre tus huellas en la arena
que no quede nada que te pertenezca en mi memoria
que nadie pueda levantar una mano en falso
mientras el fuego se extienda
mientras esta nada se lo lleva todo
mientras este dolor domina selvas del norte
que no haya ocasión para el viaje
que el amor sea tu lluvia
tu lluvia de uranio
el horror de tus ojos
una vez más.

Share

Bucéfalo

claro que esto le pasa
a todas las personas: se levantan
cada mañana
con la sensata determinación
de no encender un cigarrillo de no
abrir otro bote de cerveza de no
abrir la puerta con la mano izquierda y no
mirarse en el espejo y no respirar
demasiadas veces por minuto
y no contestar al teléfono
aunque revienten llamando
aunque tengan que romper
el hilo umbilical que los une a la pared y no
tendrán remordimiento
y piensan

que no irás a trabajar
no llevarás a tus hijos al cole
no te pondrás el mismo saco que ayer
no te te teclearas con fu fu furia
y que no abrirás otro bote de cerveza
no atenderás ya más al correo
ni saludaras a los vecinos
que los zurzan
piensas
que una bomba atómica se los lleve
y a ti se te derrame la sangre por el cerebro
y se te trague la tierra
mientras rajas las ruedas
del coche de alguien al que odias
y que una nube radioactiva
te lleve por fin a una tierra bendecida
eso sí

por el silencio
y el fracaso

y no tienes dudas
tu mal es una maldita
una maldita epidemia
allí por donde miras

y quedaras como siempre
remendando el café con una cucharilla
-un tanto sucia-

sin nada
nada claro
que pensar.

Share