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El documento de hipertexto y el documento hipermedia.

Hemos señalado que tenemos por un lado una transformación de tipo antropológica que está afectando y transformando al conjunto de la sociedad humana y que va a afectar al objeto de la poesía y a sus manifestaciones. Por otro lado hemos señalado la existencia de una discusión de tipo teórico que arranca con el Romanticismo y que incide sobre el concepto de la poesía. Problemática que en la actualidad no sólo no se resuelve sino que se amplifica: Internet ha provocado una revolución que alcanza al mundo de la literatura y sacude sus planteamientos tradicionales. Comprender en qué medida han cambiado las reglas del juego debido a su presencia nos puede ayudar a responder a la pregunta anterior.
Las literaturas electrónicas se relacionan con la tradicional desde el momento en que usan el lenguaje como base de sus nuevas producciones. Pero no con la exclusividad con la que se nos ha venido acostumbrando en la historia de la literatura .
Uno de los modos de entender la manipulación y transmisión de esta información y que sin duda es el más extendido en la red es el que conocemos como hipertexto. Hipertexto que ve su aparición en la historia de nuestro siglo desde una perspectiva teórica en las tesis de Vannemar Bush en 1945, que defendía la creación de un dispositivo cuya característica principal fuera la capacidad de relacionar dos objetos dentro de un conjunto de documentos relacionados entre sí. Desde esta idea precursora a la aparición del término Hipertexto, empleado por primera vez por Ted Nelson en 1967, hasta que en 1991 se sentaron las bases definitivas para lo que es hoy el World Wide Web y la plasmación real del mismo por un navegador de interfaz gráfico llamado Mosaic, pasan cerca de cuarenta años.
Para nosotros el hipertexto supone el salto radical de la lectura tradicional secuencial a la lectura hipertextual. La lectura secuencial presupone la existencia de un principio y un final, hay un orden, un hilo argumental claro y prefijado en las lecturas que realizamos, orden que el autor ha tenido a bien establecer, y que hasta ahora ha sido parte integrante de su función como productor literario.
Bien es cierto que existen experimentos vanguardistas y no tan vanguardistas que trataban de subvertir el orden secuencial, tradicional, en la lectura de un texto. Pero lo cierto es que estos amagos inciden sobre la superficie del fenómeno literario y no van a afectar sustancialmente a su medio de manifestación socialmente aceptado: el libro, que ya lleva cerca de una década en franco proceso de transformación.
El hipertexto, en su variante puramente textual, no nos ofrece sólo un cambio en la disposición de un texto o dos variantes conjugables en la lectura de un texto, nos ofrece algo más: la posibilidad de ser parte activa en la formación del texto, de darle una nueva forma y distinto sentido en cada lectura. Resumiendo, en todo texto electrónico tenemos tantas posibilidades de lectura como decisiones tomemos como lectores en tanto que tenemos total libertad a la hora de escoger los diferentes hipervínculos de los que se componga.
Claro está que esta es la teoría superlativa. La naturaleza particular del autor del hipertexto nos puede ofrecer un único camino, en cuyo caso, no nos estamos encontrando ante un hipertexto de naturaleza digital, lo que tenemos en nuestra pantalla no es más que el simple transporte del texto nacido para la imprenta a un soporte digital, pero sin la no-linealidad y retroalimentación que caracterizan al hipertexto. Y todo esto si consideramos al hipertexto tan sólo como un texto con infinitas posibilidades de asociación, asociación que se logra mediante vínculos que nos desplazan a documentos relacionados con los más variados aspectos del texto matriz.
Por poneros un ejemplo. Supongamos que tenemos la obra completa de Cervantes reunida en un soporte digital, compact disk, dvd o colgado en una sede en Internet, y junto a ésta se encuentra el conjunto de estudios críticos que se ha realizado de ella y que a su vez se hubiera establecido un sistema de referencias cruzadas mediante hipervínculos que nos permitiese saltar desde un escrito a otro de Cervantes en donde hubiera alguna relación de tipo semántica o gramatical, y que se nos permitiese consultar los comentarios ocasionales que Vargas Llosa pudiera haber escrito sobre los mismos en el prólogo de la edición de la Real Academia del Quijote en su cuarto centenario, o tener noticia instantánea de las opiniones de Martin Ríquer o Francisco Ayala acerca de la obra cervantina ¿No sería simplemente fantástico disponer en nuestras manos de semejante herramienta?
Pero el hipertexto va más allá de lo puramente textual, y esto es algo que creo que ya vivimos todos en nuestro día a día: integra imágenes, audio, vídeo, y quizás en estos momentos se esté experimentando con el tacto o el olor, englobando a esos cinco sentidos que tanto valor humano dieron a la pareja de Quijote y Sancho.
Es el momento en el que el documento de hipertexto pasa a ser un documento de hipermedia, con las mismas posibilidades que ese libro imaginario y totalizador de la obra y crítica de Cervantes. Pero además dispondríamos de las imágenes que dan testimonio de su existencia, de los cortes de video en los que se recogiera la representación de las obras de teatro cervantinas, de la reproducción exacta de los posibles manuscritos que han quedado del puño y letra de Cervantes. Las posibilidades que se nos han abierto con esta nueva herramienta son extraordinarias, y más aún, si las dedicamos a la creación literaria, y en nuestro caso a la creación poética.

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Boreal. O.

Veo la luz. Te dije. Pero Kirkpatrick andaba allí, en el lugar donde kullerman golpeaba las ratas contra el suelo y me di cuenta de que su sangre no solo llenaba la pared contra su espalda. Se deslizaba como un río rojo, como una marea que olía a hierro y cercaba las patatas. Y que estaba inmóvil. Y que fuera había dejado de nevar pero que el frío seguía y seguía y mi aliento casi se volvía algo sólido, y entonces supe que tenía que salir de allí.

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Heráclito

Todo es breve en la vida, de repente

piensas que si un avión se rompiera
y tú fueses vigilante por dentro
del fuselaje, qué darías por no saber
si fallara este tren de aterrizaje,
si un pájaro inundara los motores,
si vivir fuera por sorpresa el instante
en que todo se quiebra como junco
crecido solo al margen de este río
donde nunca te bañarás dos veces.
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Girasoles

No son fértiles los sueños, apenas

crecen, vigilan esta mente y truecan
en puro insomnio los días, cortan
la luz que en la noche todo ilumina.
Corren en desorden, nos hacen daño,
quisieran rompernos ahora mismo
sin atender a quienes hoy nos aman,
porque son puro insomnio los días,
pues huyen los sueños de lo posible,
temen aquello que se encarne, viva,
respire el aire volátil del miedo
que da saberte cerca, ser un cuerpo,
ser un cometa vivo unido al viento
y despreciar la brisa, la libertad
de una mano crecida en la espalda,
mientras el mundo se silencia y nada
es lo que dan, furiosas, las estrellas.
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Metamorfosis.

Mi cabeza y mi cuerpo han cambiado,

lo hicieron de golpe, sin aviso,
como un sueño fallido de mañana,
como un globo perdido por el cielo.
Mi cabeza y mi cuerpo, de repente,
decidieron que vagar, la tormenta,
era algo mejor, más vivo, tan suave
que este yo no valía ser vivido.
Lo hicieron por mí, ellos me dejaron
como dejaremos de lado al árbol,
a la rama y su hoja, la flor o el fruto
que marquen un día nuestra presencia.
Y se fueron y sé que ahora soy otro,
hasta que decidan los nuevos dejarme,
y mi cabeza y mi cuerpo, de repente,
sepan que yo no valga ser vivido.
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Declaración del optimista 2.

he terminado por no ser un hombre

feliz, me atenaza la vida, sobra
este sol de los hijos, hasta soñar
se vuelve siempre brusca pesadilla.
he terminado por temer que este sol
queme los campos, y que mil planetas
destruyan al nuestro, que vivir valga
lo que valen las monedas de cobre.
he terminado por no amar, fue fácil:
amar es un esfuerzo que vulnera
las leyes naturales, la cordura,
y al cuerpo sabes bien que lo incinera.
pero he terminado por no ser feliz
y es un dolor amargo, que te quiebra
como los besos dados a destiempo
cuando abrazar era algo que dolía.

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Eutopía

Quiere discenir entre modelos correctos. Toma por un lado avistamientos de Kepler y por otro, el sueño sin fin de un universo en completo desarrollo, latente en su interior. Queda turbada por la imposibilidad de lo finito, pero, como esos niños que vigilan su sombra al atardecer, duda. Piensa que la realidad visible es solo fragmento de una totalidad nasciente en cada instante y cae apenada profundamente. Como si esta bondad de los lugares nuevos fuera el veneno del libre albedrío, la luz de Lilith, la oscuridad de los hijos engendrados al amparo del ángel caído, y no querer volver al paraíso sea el mejor castigo contra el creador. Mientras, se peina, lentamente, como si nada más importara en su mundo.
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Conocimiento

Yo sé cual es la vocación del eco
yo sé cual es, a quién corresponde
hacer materia de esto que no es
nada, subir un grado lo imposible,
es vocación del eco, diálogo que Atis
entabló hace mil, dos mil años, tres mil
quizás, más no importa,
porque yo sé cuál es
la vocación del eco,
lo que procura que persista
mil sesenta y dos kilómetros
más allá cada palabra,
cada nada al aire,
lo que es el infortunio de lo dicho:
la ejecución sumaria de fonemas
que saben que esta es, sí,
mi vocación,

mi eco.

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Fa yeung nin wa I.

O lo que es lo mismo, In the mood of love. Anoche tuve la ocurrencia de terminar de ver la película de Kar Wai Wong y la verdad, después de tantos días visionando películas que poco o nada me decían, tanto desde el punto de vista estético, como narrativo o estructural narrativo, disfruté como hacía tiempo que no lo hacía. Ocho años más tarde del primer pase privado en la pantalla de mi salón-cocina-comedor y casi dormitorio-biblioteca (los pisos aquí son exiguos y caros como cabezas de duendes), decido revisitar este espacio y no sé qué diablos me pasaba hace ocho años, pero la imagen que tenía del film a la que tengo ahora ha diferido tanto, que me pregunto bajo qué sustancias psicotrópicas o etílicas vi la película en la primera ocasión. Otro día empezaré, tengo que salir.
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